El aumento de la obesidad en los últimos años, afectando todos los grupos de edad y todos los niveles socioeconómicos, la hacen uno de los problemas de salud pública más graves de la actualidad.
La obesidad es considerada una epidemia a nivel mundial. Actualmente se estima que hay 1700 millones de obesos en el mundo. Esto quiere decir que entre un 25 a 35% de la población está a la espera de hacer complicaciones secundarias a esta enfermedad como la diabetes, hipertensión, dislipidemia, afecciones coronarias y cáncer entre muchas otras que produce la obesidad.
La información para América Latina revela que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en Colombia podrá llegar a ser tan alta como del 40%. Teniendo una de las poblaciones de obesos más alta de América Latina.
Es irónico y frustrante que en un país en desarrollo como Colombia se mueran más personas por obesidad que por desnutrición. La obesidad incrementa la frecuencia de muerte prematura muy significativamente y disminuye la expectativa de vida en 5 a 20 años. Es por esto que la obesidad actualmente se ha vuelto una prioridad para el sistema de salud.
La obesidad es una enfermedad multifactorial, en la cual participan en su desarrollo factores genéticos, fisiológicos, hormonales, ambientales, sicológicos, sociales y económicos. Todo lo cual nos recuerda que es indispensable su manejo multidisciplinario.
A pesar de todo esto, el principal factor de riesgo que ha disparado significativamente la prevalencia de la enfermedad ha sido el aumento en el consumo de alimentos con alto contenido calórico y a unos tamaños cada vez mayores, en combinación con un estilo de vida poco saludable, con mínima o ninguna actividad física.
Esto en particular se viene viendo en los niños y adolescentes que pasan días enteros pegados del televisor y los juegos de videos de manera que cada día los televisores son más delgados y ellos más gruesos.
También los adultos, con empleos que dependen cada vez más del computador y menos de la actividad física, pasan días enteros frente a una pantalla, lo que hace que finalmente se consuman cientos de calorías menos por día.
Es muy importante que los pacientes entiendan muy bien esto, ya que para bajar de peso se necesita aumentar el consumo energético con la actividad física y consumir menos calorías en la dieta. De esta manera generar un balance negativo de modo que el organismo del paciente tenga que recurrir a los depósitos de grasa para llenar sus requerimientos calóricos diarios.
Las herramientas disponibles para lograr tal objetivo son:
1. Un plan dietético
2. Realizar actividad física
3. Modificación del estilo de vida.
Según la severidad de la enfermedad se puede recurrir a un tratamiento farmacológico, endoscópico mediante la colocación de un balón gástrico o la cirugía.
Dr. Héctor Vargas Tamayo
Director Grupo de Obesidad
Clínica Medellín
*Los resultados pueden variar de paciente a paciente